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miércoles, 2 de junio de 2010

Diario ( de atrás para adelante) III Parte





Miércoles y jueves fueron travesías a bordo de nuestra ladybug, un flamante escarabajo último modelo, rojo y aerodinámico, que nos llevó por el Napa Valley, Slownoma, y luego a pulular por San Francisco. Los highlits del dia fueron de entradita, la mejor tienda de ropa descartada y de segunda mano, Eco Thrift en Vallejo. Un sueño, casi lloro, no podía creer los precios y la calidad de las cosas….
El mercado gourmet de Napa y todas las viñas que están al alcance de la mano y de los bolsillos algo gorditos, pero nunca tanto, nos sorprendió.
El camino a Sonoma estuvo d sueño, de echo algo dormí, pero las nubes estaban bajas, llovía a veces y el bosque aparecía y desaparecía.
En Sonoma hay un cine que cuando está cerrado ponen a una muñeca tamaño natural en la boletería, parece película de David Lynch. También hay un pasaje lleno de bares irlandeses y un resto nepalés.

El jueves fuimos en Ladybug a explorar: el exploratorium, el palacio de bellas artes, el Golden Gate Park y el puente Goleen Gate, tomando las respectivas fotos desde el view point y yo caminé la mitad del puente a pata. Alcatraz se aprecia en todo su esplendor. Castro con el mejor restaurant indio, Kasa. Me emocioné en cada calle de  Castro, imaginando todo lo que allí pasó hace ya 30 años. Harvey se respiraba por todos lados, la frescura de los gays estaba en las veredas, en las tiendas….camino a casa pasamos por el edificio de las mujeres, con sus monumentales murales.
Llegamos a casa cocinar para los Dryden y yo me lucí con la kale al horno. Unos ricos arroces y “greens” salteadas fueron el menú. El postre: unas canciones de los Dryden en el karaoke, donde como nunca, ví gente fea que llegaba a dar susto.

El viernes partimos, dejamos a Ladybug en Wallnut Creek y tomamos un super brunch en Katy´s Creek. Memorable y delicioso. Tomamos el Bart y nos pusimos a conversar, tanto tanto que casi llegamos al aeropuerto! Nos devolvimos y llegamos a nuestro hostal Adelaide, en la calle Isadora Dunca, qué mejor? Estábamos en el centro mismo, a pasos de Farmer Brown y del hookah lounge del iraní que lo encontré un chanta pero que mi amiga Norma lo adoró.
Adelaide es de los mejores hostales que he estado en mi vida (www.adelaidehostel.com). De dueños irlandeses, tienen todo lo que la viajera requiere y a módicos precios. Candados, toallas, tures, shuttles al aeropuerto, pcs, wifi gratis, exquisitos sillones, buena luz en los espacios comunes y una cocina con muchas mesas grandes donde compartes o compartes. El  desayuno es una apología al pan, a la nutella y toda clase de mermeladas. Memorable.
La pieza la compartimos 4 días con un francés y una surcoreana. Todo tidy, limpio y buena onda, una gran comunidad.

Nuestra vida de 4 días en San Francisco fue básicamente caminar, comer, tomar, abrir la boca sorprendidas ante las escenas repletas de distintas bellezas, fotos, librerías, tiendas bellas, y tés y tés.
Volvimos a Chinatown, comimos pato, tomamos y compramos tés, volvimos al hookah lounge, yo estuve en borders como 3 horas, y otras 3 en Chronicle books, tomé té y comí fudge de té verde en el Samovar.
Vimos un show de niños bailando danzas del mundo, caminos por los jardines japoneses de té y …en el museo De Young, una de las mejores exposiciones de los impresionistas, el Nacimiento del Impresionismo. En 7 salones, se muestra el contexto histórico , social y artístico del París de 1856 hasta 1874, donde germinó esta nueva forma de mirar y de plasmar lo que el artista quería. Cambió la luz, los sujetos, las técnicas. Los impresionistas impresionaron, causando escándalos por la manera “ poco académica de pintar”. La curatoría estuvo maravillosa, realmente uno de los puntos altos de mi vida fue haber visitado esta expo. Con Norma nos pasamos horas, y salimos tan rellenas de emociones, ideas, visiones, que luego de caminar por el zen japo, partimos a casa ( Ver próximo posteo). Antes pasé por la tienda del museo y salí llena de bellos libros…uno especial para mi amiga Norma. Yo ese sábado terminé sola tomando té en le atardecer frío de San Francisco, luego viendo libros de historia en la Union y me junté más tarde con los Dryden, después de una larga conversa con Gorgias.
El domingo me fui a correr a la plaza de la Grace Catedral, recorrí la iglesia y sus laberintos dibujados, sus murales de la UN, y la capilla por los enfermos  y muertos de Sida. Hice Taichi con unos viejitos chinos  y luego tomamos el F train en la Market Street para hacer el paseo de Castro a los muelles atestados de gente. En el trayecto me enamoré de los ojos de un indio, que era químico y que había nacido en Nueva York. Y ahora vivía allá en SFO.
Los muelles de San Francisco son turísticos al estilo de Miami, mucho globo, golosinas con forma de todo lo imaginable,  plástico, y cosas colorinches. Es el mundo antizen.
Pero cerca de ahí, del Pier 39 está la fábrica de chocolates más deliciosa del mundo, jajaja. Ghirardelli. Me topé con estos chocolates en San José y luego mi amigo Arif me dijo que era un must de mi paso por San Francisco.
De ahí partimos a Lombard Street, una exquistez de calle, la más torcida del mundo. Parece un juego de niños ver como los autos van bajando y van doblando los plieges de la calle lombard.
Caminé de vuelta, Norma se  fue en bus. Llegó con un bello gorro de regalo para mí y té de rosas. Cute.
Bajamos fotos, música y terminamos el día en un restaurant italiano de lujo.
Esa noche me costó dormir y nada despertarme. Desperté antes de las 6 am y sólo quería irme, hacer la despedida rápida, para que fuera menos dolorosa…Y así fue, micro, tren y luego shuttle, a la hora ya estaba en el aeropuerto de San José. San Francisco quedó atrás, esperándome.
Cómo no iba a llorar? Sin verguenza y dulcemente acompañada en la pena me sentí, por las muchas personas que les ha pasado lo mismo; sólo basta ver en las librerías las citas y libros sobre San Francisco...

Lo que viene luego es una larga jornada camino a Poughkeepsie, a la casa de mis adoradas amigas. Jornada que incluye conocer a un guapo hombre en JFK que me ayudará a llegar a Manhattan, una noche en la Grand Central, con los homeless y el policia Fischer, la chica que se parecía a la Claudia Bustamante pero en negra y que me regaló el applepie más ostigoso de mi vida y la llegada a pata  a la casa, porque el el camino estaba cortado. Valor. Además, dormí como saco de papas en el tren y de pura dormida me bajé antes de Poughkeepsie, en New Hamburg. Por suerte atiné y salté de vuelta al tren.
Pero ya estoy acá, en mi cafecito tetería favorita en Poughkeepsie, the Crafted Kup, rodeada de bellos sillones y buena música, y por supuesto, bon thé!








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