Hoy se las pela lloviendo acá en Besenkamp, en pleno oeste alemán. Lluvia con furia, viento y cielos profundamente grises. En medio de este paisaje, a través del paisaje virtual, recibo una carta con una foto. Son escritos de mi amiga Fátima, que desde el colchón café y esponjoso del centro de un girasol me escribe, echada, brazos cruzados bajo el cuello, su copa de vino al lado, los pétalos amarillos rodeándola y el sol en su cara. Bella imagen descrita por una mujer que lanza letras al aire cada cierto tiempo, a veces segura, otras no tanto. Yo cuando leo estos escritos, estoy segura que las letras y las palabras están atolondradas dentro de ella, esperando por salir. Revolotean en su cabeza y esperan por el momento que ella vuelva al centro de su girasol y se decida a escribir, simplemente a escribir. ¿Cuál de los dos eligirá como próximo colchón inspirador? Lo mejor es que están ahí, con ella, en su ventana, entre el San Cristobal y ella, y creo que nada mejor para tener en la ventana que dos girasoles amarillos, que te miran y te cuidan.
Hasta la próxima
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*-Andrés Almeida*
Tal vez a estas alturas no importe tanto celebrar algunas palabras de
despedida, pero para este editor resultan indispensables de sacar,...
Hace 13 años
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